Reportaje de Fotoperiodismo:
"La decadencia del Barrio Puerto"
Réplica del Santiaguillo, primer barco que
arribó a Valparaíso. Llegó al Muelle Prat como un regalo para conmemorar los
450 años tras el descubrimiento del puerto. Deteriorado por la intemperie y la
falta de mantención, cubre su vergüenza rodeado de improvisadas rejas que advierten
su peligroso estado.
Ahora el Santiaguillo sólo navega en un
vertedero de basura, esperando ser rescatado algún día.
El pescador yace muerto en el mar, ya no habrá vuelos al ras de las olas, ni discusiones con las gaviotas carroñeras al atardecer….
El “choro del puerto”, compañero fiel de aventuras callejeras.
La tiña y las pulgas nunca han sido un impedimento para ser feliz.
No es el constante tráfico de la locomoción colectiva lo que ha destruido el piso de la Plaza Sotomayor. Es el mar furioso que reclama el territorio que un día le arrebataron. Pero los seres humanos somos muy insensibles para captar esa energía, y seguimos con nuestra rutina caminando por calles rotas, sin percatarnos de la rabia de Neptuno, y sus ansias de recuperar lo que le pertenece por naturaleza.
“Vinos finos de Chile” codiciados en el extranjero. Los
porteños preferimos un vino en caja callejeado y compartido con los amigos.
Los callejones del Barrio Puerto guardan historias de encuentros y desencuentros; amores, risas, miedos, violencia y muerte…
Lo han dejado inmóvil, como a la mayoría de los ascensores
de Valparaíso. El Cordillera fue uno de los que más luchó por seguir
funcionando, sus rieles conectan el cerro con la mítica calle Serrano.
A cuatro años de la
explosión… Las infraestructuras
que resultaron dañadas aún permanecen abandonadas a su suerte. Esta edificación
ubicada entre las calles Cochrane y Serrano sólo conserva su cascarón que sirve
de pizarra para los grafiteros. Su interior se ha
convertido en un refugio para indigentes.
Las construcciones
arquitectónicas que en un tiempo destacaron la elegancia del puerto, hoy son un
sitio eriazo que acumula cada vez mas escombros y basura.
“La hora de la siesta” no se tranza por nada, aunque no
tengas una cama cómoda, y el sueño te pille en un callejón entre el hedor a
orina y vómito…
Plato típico de Valparaíso, al que no le gusta el
pescado no es porteño. Se puede preparar de las formas más diversas y
deliciosas, frito, al horno, a la mantequilla, en caldillo , y la especialidad
de la casa caluguitas de pescado.
Es curiosos que sea
uno de los alimentos menos consumidos en la zona y en el país.
Y es que la mayoría
de nuestros recursos marítimos son abstraídos por la pesca de arrastre que
realizan los barcos extranjeros en nuestras costas, entonces nosotros comemos
sus sobras…
El menú del día incluye: pisco sour
(por cuenta de la casa), entrada, consomé, plato de fondo, postre, té, café o
bajativo. Todo fresquito…
No todas las casas de la subida Carampangue
fueron pintadas por el programa “Pinta tu Fachada”, se les olvidaron varias.
Las huellas que
dejaron los años esplendorosos del Barrio Puerto siguen latentes, contrastando
con una especie de nuevo aire que se le pretende dar a la Ciudad Patrimonio de
la Humanidad. Mientras las construcciones antiguas se caen a pedazos, a su lado
se erigen modernos lofts que ningún habitante
de Echaurren podía costear. Sólo
he de esperar que “una vez mas el
viento como siempre
limpie la cara de este puerto herido…”
limpie la cara de este puerto herido…”
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